galletas de avena y frutos secos


Ya empieza a hacer frío y cada vez entran más ganas de estar en la cocina con el horno encendido. Además me encantan los olores que se quedan en la casa cuando se preparan recetas dulces como éstas... así que aquí os dejo unas galletas que quedan muy crujientes y que os encantarán si os gustan los frutos secos.

Ingredientes (12 galletas)
115 gr mantequilla
100 gr azúcar
1 huevo
70 gr harina integral
50 gr harina normal
1 cucharadita de levadura en polvo
1 cucharadita de canela
1 cucharadita de vainilla en polvo
100 gr copos de avena
35 gr avellanas
35 gr cacahuetes
35 gr nueces


Dejamos la mantequilla a temperatura ambiente y una vez blandita la removemos en un bol grande con el azúcar hasta que quede como una pomada. Incorporamos ahora el huevo a la mezcla.

En otro bol tamizamos las harinas, añadimos la levadura, la canela y la vainilla y mezclamos.

Juntamos poco a poco la harina y los demás ingredientes secos en el bol con la mantequilla, el azúcar y el huevo y removemos. Por último añadimos los copos de avena y los frutos secos que habremos cortado en trocitos.

Mezclamos todo y con la ayuda de 2 cucharas ya que la masa es muy pegajosa nos ayudamos para ir poniendo en la bandeja de horno cubierta de papel sulfurizado montones de esta masa separados entre ellos ya que crecerán un poco. Aplastamos estos montones ligeramente con una cuchara.

Horneamos a 180º durante 10-12 minutos y cuando estén doraditas las pasamos con cuidado a una bandeja para que enfríen.

patatas hasselback



Estas patatas con nombre tan extraño me llamaron la atención en cuanto las vi. Por lo que he investigado su origen es sueco y llevan el nombre de uno de los restaurantes más prestigiosos de Suecia, el Hasselbacken, que se encuentra en Djurgarden que es una isla y un parque situado al este de la ciudad de Estocolmo.

En sus principios era un pequeño restaurante con cinco mesas y veinte sillas y se llamaba Hazel Hill, pero el increíble entorno natural de la isla pronto la convirtió en un lugar de veraneo predilecto y en 1816 se construyó un bello edificio para recibir a la distinguida clientela del momento. En 1853 el restaurante pasó a manos de un reconocido cocinero, Jacob William Davidson, quien abrió las puertas del restaurante Hasselbacken y tuvo lugar su época dorada y exclusiva.

En 1872 sufrió un violento incendio y el edificio principal quedó destruido totalmente. Dos años más tarde se construiría un magnífico edificio nuevo con habitaciones y spa, convirtiéndose en la principal atracción de la isla.

Entre 1947 y 1969 se creó allí la primera escuela-restaurante del país, de la cual surgieron grandes cocineros que recorrieron el mundo. En esa atmósfera de esplendor nacieron las patatas Hasselback, una idea de los alumnos para darle prestigio a la más humilde de las guarniciones, las patatas asadas.


Ingredientes
patatas pequeñas
aceite o mantequilla
laurel
ajo
pimienta
sal

Lavamos bien las patatas puesto que las vamos a utilizar con su piel.

Se cortan en finas rebanadas sin llegar a desprenderlas. Yo he utilizado el truco de pasar un pincho fino de hacer brochetas a lo largo de la patata y por la parte baja de la misma. Esto nos permitirá cortar sin problemas porque el pincho hará de tope para no llegar a cortar la patata entera.

Entre alguno de los cortes introducimos ajos fileteados a nuestro gusto y las hojas de laurel. Espolvoreamos con pimienta recién molida, sal y echamos un chorrito de aceite por encima o ponemos un poco de mantequilla.

Se pueden variar las especias y echar las que más nos gusten para aromatizarlas. También podemos picar una cayena y echársela por encima si nos gusta el picantito.

Las colocamos en una bandeja para horno y las introducimos a 200º durante más o menos 40 minutos, según el tamaño de las patatas.

bacalao ajoarriero



Hoy os presento otro plato de bacalao rico y sabroso, y con una salsita que como tengas cerca el pan te comes media barra sin enterarte...
Yo lo he acompañado con unas patatas fritas cortadas tipo panadera que le van muy bien.

Feliz fin de semana a todos!

Ingredientes para 2 personas
2 lomos de bacalao (en mi caso congelado)
1 cebolla
4 dientes de ajo
3 pimientos de piquillo en lata
2 pimientos choriceros
180 ml de salsa de tomate casera (para que salga realmente rico debe ser casera, nada de latas por favor!!)
1 cayena
aceite oliva
sal

Este es un plato que comúnmente se hace con el bacalao desmigado pero yo prefiero hacerlo con los lomos de bacalao enteros. Así que la noche anterior pasamos el bacalao del congelador a la nevera para que se vaya descongelando lentamente.

Antes de empezar a hacer el bacalao podemos poner los pimientos choriceros en remojo para poder sacar después la carne cuando la necesitemos.

En una sartén pequeña colocamos los lomos de bacalao con la piel hacia abajo, ponemos 2 cucharadas de agua y lo dejamos tapado. Cuando el agua empiece a hervir, que será casi inmediatamente por el poco líquido que es, lo tenemos 2 minutos y lo retiramos. Pasado este tiempo el bacalao se habrá puesto blanco. Lo sacamos de la sartén y reservamos.

En una cazuela u olla baja ponemos un poco de aceite y cuando se caliente echamos la cebolla y los ajos picado menudo y la cayena. Freímos esto a fuego lento sin que llegue a dorarse demasiado.

Después de unas cuantas vueltas echamos los pimientos de piquillo picados y la carne de los pimientos choriceros. Salamos, removemos y dejamos rehogar un poco. Sacamos la cayena y tras unas vueltas echamos la salsa de tomate casera.

Ahora colocamos los lomos de bacalao en la cazuela, con la piel hacia abajo y los cubrimos con la salsa. Como el bacalao ya está prácticamente hecho por el proceso previo que le hemos dado lo dejamos así otro 5 minutillos, agitando con las manos la cazuela de vez en cuando, a fuego muy lento y ya estará perfecto para servir.